Unión aduanera Centroamericana, hoja de ruta
Dentro del marco del Tratado General de Integración Económica Centroamericana (protocolo de Guatemala), el 10 de abril del 2015 en la Ciudad de Panamá, los gobiernos de Honduras y Guatemala suscribieron el Protocolo Habilitante para el proceso de integración profunda hacia el libre tránsito de mercancías y de personas naturales entre ambos países, evento que fue complementado hace unos días, cuando el presidente de El Salvador, en conferencia de prensa conjunta con su homólogo guatemalteco, anunció que en los próximos meses, su país se sumará a esa unión (el 13 de junio de 2018 El Salvador había suscrito el Protocolo de Adhesión al Protocolo Habilitante para el Proceso de Integración Profunda hacia el Libre Tránsito de Mercancías y de Personas Naturales entre las repúblicas de Guatemala y Honduras), retomando de esa manera un camino que como istmo centroamericano tenemos pendiente de transitar desde la primera mitad del siglo XIX.
Si revisamos un poco la historia, la miopía y los intereses personales acabaron con la idea de las Provincias Unidas del Centro de América (1923 – 1924), y también posteriormente con la República Federal de Centroamérica, las cuales se habían formado sucesivamente tras la separación de Centroamérica de los Estados Unidos Mexicanos y la independencia de España. Lo que en época de la colonia había sido la Capitanía General de Guatemala y se había dividido en dos territorios controlados por las capitales de Guatemala y León (Nicaragua), formaron una sola República Federal durante casi 20 años (1823 – 1840), con 5 Estados que se agrupaban en esa federación, una Constitución común y una organización descentralizada, con cuyo abrupto final acabaron las posibilidades de Centroamérica de convertirse en un único país que por su posición geográfica estratégica y sus condiciones naturales privilegiadas, sería hoy una potencia económica de primer nivel de haberse mantenido unida.
El afán de la política por copar el poder nos dejó transformados en 5 países, políticamente independientes pero sometidos a 5 diferentes sistemas legales, 5 monedas distintas y con 5 micro economías que se quedan atrás en medio de un mundo que se mueve en una dirección contraria, integrando bloques y donde el tamaño del mercado, la población y la capacidad económica empujan al desarrollo de sus habitantes y les concede mayores y mejores oportunidades.
Sobre nuestro planeta se encuentran trazadas una gran cantidad de líneas imaginarias, diseñadas por el hombre, que delimitan jurisdicciones, países y continentes, las mismas, denominadas fronteras, son líneas que dividen en cientos de pedazos al mundo y delimitan sistemas de gobierno, derecho a cobros arancelarios, limitan el tránsito de personas y forman los países. Muchos definen a las fronteras como barreras y límites y las mismas se asocian frecuentemente con conflictos y enfrentamientos. Precisamente, luego de algunos de los conflictos más grandes que ha sufrido nuestro planeta, como lo fueron la primera y la segunda guerra mundial, y en un inicio también empujada por la política, la humanidad empezó a formar bloques, militares, políticos, económicos y así nacieron las Naciones Unidas, el bloque soviético o la OTAN y con posterioridad a la guerra fría, esos bloques fueron evolucionando en bloques o tratados económicos que dieron nacimiento a la cooperación local, entre distintos territorios dentro de un mismo país; cooperación internacional, entre varios países; cooperación regional, dentro de un continente; o cooperación global.
Ejemplos de cooperación internacional comercial y de conformación económica hay muchos en el mundo. La Unión Económica Europea, el nuevo T-MEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá) que servirá para sustituir, cuando entre en vigor, al viejo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el MERCOSUR (Mercado común del Sur), el ASEAN (Asociación de los países del Sudeste Asiático), o el bloque de países emergentes BRIC (Brasil, Rusia, India y China), representan dentro de otros muchos ejemplos, organizaciones internacionales que se mueven como bloques económicos que buscan el desarrollo de sus ciudadanos y la apertura de sus fronteras y métodos de cooperación.
Los pasos que se han dado en Centroamérica en la búsqueda de emular entidades como las mencionadas, tienen a mi juicio, ventajas adicionales. Fuimos ya antes una Confederación, tenemos una historia común, existe una identidad centroamericana y tenemos una enorme necesidad de unirnos para poder buscar en esa economía de escala las respuestas a las necesidades de desarrollo que enfrentan nuestros países.
La conformación de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana, (SIECA) que es el órgano técnico y administrativo del Proceso de Integración Económica Centroamericano, es un ejemplo claro de esa visión de los países del istmo por la búsqueda de esa unidad y la misma promueve (www.sieca.int), la difusión de una hoja de ruta que tiene como meta el seguimiento y la consolidación de los acuerdos alcanzados durante la XLIV Reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros del SICA (Declaración de Placencia), en donde los presidentes de la región instruyeron a los Ministros de la Integración Económica Centroamericana (COMIECO) a elaborar una hoja de ruta, la cual contiene una serie de actividades a desarrollar, tendientes a alcanzar la Unión Aduanera, basado en las tres etapas establecidas en el Convenio Marco para la Unión Aduanera, las cuales son las siguientes:
- Facilitación del Comercio.
- Modernización y Convergencia Normativa.
- Desarrollo Institucional.
El desarrollo de esta iniciativa puede ser seguido a detalle en la página de SIECA, en donde el lector encontrará una actualización permanente de las distintas instancias que se atienden y los pasos que se van dando en la búsqueda de esa visión común. Resulta primordial para el desarrollo de la iniciativa, no solo conocer de la misma, estudiarla, si no también difundirla. En una charla reciente que tuve la oportunidad de dar en la sede del Consejo Mexicano de Comercio Exterior en Monterrey, México, la mayoría de empresarios mexicanos presentes no conocían de los esfuerzos de los centroamericanos por esta integración y se mostraron entusiasmados por las oportunidades que para ellos se abrían, ante la posibilidad de acceder a un mercado mayor que justificara sus inversiones para traer sus productos y las facilidades para trabajarlos de manera integral en los países que se fueran sumando a la integración aduanera.
Los pasos que estamos dando los centroamericanos también deben de comprenderse dentro de la envergadura de la iniciativa. Tratados como el de la Comunidad Económica Europea o el del Mercosur, no contemplan el nivel de apertura y unión que estamos buscando. El objetivo tras el que vamos, no solamente es lograr la integración económica centroamericana, si no además se orienta a fortalecer las cadenas regionales comunes de los 5 países, e impulsar la red centroamericana de comercio para alcanzar un fácil acceso fronterizo de mercancías, a las micro, pequeñas y medianas empresas, cuyo mercado principal es el de la región centroamericana, El libre tránsito de personas naturales entre sus territorios, para Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua que ya existe desde el año 2006, mediante el Convenio centroamericano de libre movilidad o CA 4 y la posibilidad de la creación de un territorio aduanero único por medio de puestos fronterizos integrados como los actuales entre Guatemala y Honduras ( Entre Ríos-Corinto El Florido y Agua Caliente) y aduanas periféricas que realizarán las operaciones con integración de sistemas informáticos como la Factura y Declaración Única Centroamericana (FYDUCA) o el Arancel externo común frente a terceros, son claras muestras de la intención firme de los centroamericanos por buscar un destino común.
El 27 de enero pasado, cuando los presidentes de El Salvador y Guatemala firmaron un acuerdo denominado de cielos abiertos (para que los vuelos entre ambos países sean considerados como locales) y se hizo además el anuncio de que Guatemala estaría analizando otorgar en concesión, un espacio en su costa atlántica para que El Salvador pudiera operar un puerto hacia ese océano, ambas iniciativas rápidamente coparon los titulares de prensa de los dos países. Sin duda, suman este tipo de comunicaciones, la opinión pública percibe esos anuncios como pasos en la dirección correcta. Por supuesto, resulta más importante no perder de vista la línea institucional, existe ya una visión y un proceso que se ha puesto en marcha alrededor de la misma, el libre tránsito de personas y mercancías entre Honduras y Guatemala ya existe, El Salvador se sumará en los próximos meses. Habrá problemas, sin duda, hace 180 años nos separaron y decidieron por Nosotros, los centroamericanos, que debíamos tomar caminos distintos, no es fácil organizarse para regresar e integrarnos, sin embargo, es el camino correcto y hacía allí debemos apuntar.
Juan Antonio Mazariegos G.
Socio Director de Alegalis / LEGIC Guatemala
HOJA DE RUTA PARA AVANZAR EN LA UNIÓN ADUANERA CENTROAMERICANA
*fuente: Sieca.com
https://www.sieca.int/index.php/integracion-economica/integracion-economica/hoja-de-ruta-union-aduanera-2015-2024/